La decisión presidencial de extender el confinamiento obligatorio de los colombianos, hasta el 27 de abril, dará un margen de tiempo valioso para afinar la estrategia que permitirá iniciar lo que se viene ventilando en el país: el aislamiento inteligente, que no es más que buscar un equilibrio entre la protección de la salud de los ciudadanos y el reinicio gradual de la actividad económica. Una respuesta en medio de ese dilema, en el que no solo está Colombia, sino cientos de naciones del mundo, es el modelo que plantea la firma de consultoría McKinsey, según el cual se necesita actuar en dos frentes: salvar vidas y asegurar el bienestar del ser humano, es decir, mantener las condiciones para que se pueda alimentar, generar ingresos y disfrutar.
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